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El papel del periodismo ante el mayor desafío de nuestro tiempo

El papel del periodismo ante el mayor desafío de nuestro tiempo

José Suárez de Lezo

“Las decisiones que tomen las sociedades ahora determinarán si nuestra especie prospera o simplemente sobrevive a medida que avanza el siglo XXI”. «Lo peor está por venir, y afectará a la vida de nuestros hijos y nietos mucho más que a la nuestra». «La vida en la Tierra puede recuperarse de un cambio climático drástico al evolucionar hacia nuevas especies y crear nuevos ecosistemas. En cambio, los humanos no pueden». «Pérdidas de hábitat, sobreexplotación, extracción de agua, contaminación, especies invasoras no nativas y dispersión de plagas y enfermedades».

Estas son algunas de las conclusiones del informe preliminar de 4.000 páginas elaborado por el Grupo de Expertos Intergubernamentales sobre el Cambio Climático (IPCC) para Naciones Unidas, que se ha filtrado a través de la agencia internacional de noticias AFP.

Los científicos de referencia de Naciones Unidas avisan de que el impacto del cambio climático tendrá lugar antes de lo previsto y apuntan que los acuerdos de París no son suficientes para detener la degradación del Planeta. “Incluso con 1,5 grados Celsius de calentamiento, las condiciones cambiarán más allá de la capacidad de adaptación de muchos organismos”.

La reciente ola de calor en Norteamérica es un nuevo ejemplo de estos efectos. Sin embargo, el enfoque informativo que han llevado a cabo muchos medios de comunicación de referencia ha levantado suspicacias sobre el papel del periodismo ante este fenómeno.

La omisión de esta conexión en la información es  “una forma sutil de negacionismo” del calentamiento global

El New York Times ha recibido duras críticas tanto de sus lectores como de diferentes autoridades del mundo científico por no conectar en sus informaciones una ola de calor que está batiendo récords históricos con la crisis climática. La revista Columbia Journalism Review, en un análisis del tratamiento informativo de la ola de calor, pone de relieve, a partir de los comentarios de expertos como la doctora Genevieve Guenther, directora del grupo End Climate Silence, que la omisión de esta conexión en la información es  “una forma sutil de negacionismo” del calentamiento global.

En los últimos años, el tratamiento del cambio climático en los medios de comunicación ha experimentado un cambio evidente. El año pasado, el Reuters Institute de la Universidad de Oxford dedicó parte del estudio Digital News Report al análisis del consumo de noticias de esta temática. Bajo el título How People Access News about Climate Change, los expertos analizaron la percepción de la audiencia sobre la “emergencia climática”, término que ha acuñado The Guardian con un giro en el tratamiento informativo de este tipo de contenidos.

Otros marcas informativas se han sumado a la cabecera británica con nuevas secciones o incluso con un tratamiento transversal que ocupa a expertos de todos los ámbitos de las redacciones; y hasta los premios más prestigiosos del Periodismo ponen en valor este tipo de contenidos. Un buen termómetro para identificar un cambio de tendencia en el tratamiento de la información sobre el cambio climático en el que desaparecen las posiciones y hay un único enfoque.

La manifiesta “prioridad editorial” de AFP es un ejemplo. “El futuro del Planeta es el mayor desafío que enfrenta la Humanidad. Fuegos devastadores, temperaturas récord, súper tormentas y capas de hielo derritiéndose. Día tras día, los fenómenos meteorológicos extremos amplificados por el calentamiento global son noticia. Siguiendo las advertencias de los científicos, los jóvenes del mundo están a la vanguardia creando conciencia sobre la emergencia climática, los niveles de contaminación y la degradación ambiental que amenazan a la Humanidad y la diversidad”.

El papel del informador ha de ceñirse a informar desde un espacio de neutralidad “que deje en el receptor suficientes elementos de conocimiento y de motivación para actuar frente a los hechos”

La línea editorial, la opinión de un medio de comunicación, es legítima. Tal y como explica el periodista Álex Grijelmo en el consultorio ético de la Fundación Gabo, “el periodista puede tomar las banderas que desee cuando hace opinión. Pero no cuando escribe información. La información debe exponerse con sentido crítico, sin omitir lo que es relevante, criticable, denunciable; pero de modo que los hechos hablen por sí mismos”.

El periodismo ortodoxo de Grijelmo puede encontrar detractores. Sin embargo es el periodismo puro. El papel del informador ha de ceñirse a informar desde un espacio de neutralidad “que deje en el receptor suficientes elementos de conocimiento y de motivación para actuar frente a los hechos”, tal y como apuntaba el fallecido periodista Javier Darío Restrepo en el mismo consultorio que Grijelmo. “La actividad proselitista o de propaganda corresponde a los políticos y activistas pero no al periodista”.

El principal papel del periodismo es formar e informar a la sociedad, a los ciudadanos, para dotarles del conocimiento y sentido crítico que les permita adoptar las posiciones que consideren oportunas. Comentaba recientemente Gonzalo Delacámara en una entrevista en Knowledge Waves que “los ciudadanos no somos sólo ciudadanos, o en tanto que ciudadanos somos muchas cosas. Creo que es importante que apelemos a los ciudadanos en tanto que votantes, en tanto que contribuyentes, con un catálogo de derechos pero también con un catálogo de obligaciones desde el punto de vista ético”. “Algo crucial que no se menciona nunca cuando se habla de qué puede hacer un ciudadano concreto para prevenir el cambio climático es votar de manera consciente”.

Vivimos una época en la que el papel del periodismo, a pesar de su situación endeble en la búsqueda de modelos de negocio sostenibles, es más crucial que nunca. Este momento crítico de los medios tiene lugar ante el mayor desafío de nuestro tiempo, la emergencia climática. Y esta es una responsabilidad de la sociedad en su conjunto, de las instituciones, de los gobiernos, de los empresarios y de los ciudadanos informados. Como decía Albert Camus, “hay épocas en las que toda indiferencia es criminal”.

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